Puñado De Caricias

Este, mi presente: puñado de caricias,
manos calientes, sin novelas ficticias
para que bailen sobre tu piel helada
tu cuerpo es escenario de miel dorada.

Que hagan su despliegue afanoso
mi lengua surcando tu cuerpo fogoso
que hablen en lenguajes prohibidos
el que destila letras en los sentidos.

Es el roce de los cuerpos la orden
tus suaves senos, tu cintura, ven
te abordo, tu siempre hospitalaria
tu humedad, mi religión, misa diaria.

Entre gemidos nos visita la muerte
sobre satín humedo ese pibe nos mece
caligrafía sobre un manto que delira
música intensa que apacigua la venida.

Solo luz ahora es nuestro vestido
también marca la hora del despido
hasta luegos, entre abrazos y besos
hasta exhalar de nuevo este deseo.

Entre Gemidos Y Caricias

Este, mi presente: puñado de caricias,
manos calientes, sin novelas ficticias
para que bailen sobre tu piel helada
tu cuerpo es un escenario de miel dorada.

Que hagan su despliegue afanoso
mi lengua surcando tu cuerpo fogoso
que hablen en lenguajes prohibidos
el que destila letras en los sentidos.

Es el roce de los cuerpos, la orden
tus suaves senos, tu cintura, vaivén
te abordo, tú, siempre hospitalaria
tu humedad, mi religión, misa diaria.

Entre gemidos nos visita la muerte
sobre satín húmedo ese pibe nos mece
caligrafía sobre un manto que delira
música intensa que apacigua la venida.

Sólo luz ahora es nuestro vestido
también marca la hora del despido
hasta luego, entre abrazos y besos
hasta exhalar de nuevo aire y deseo.

La Pequeña Nariz

Esa nariz solitaria
visitada por tela y manos
sólo quiere la caricia
y que se olvide el descanso.

Ese puntito fin
que habita entre piernas
sobre un llanto ruin
bajo piel y laderas.

Esa pequeña nariz
se entretiene con juego
de la creación del albañil
que la acaricia sin tropiezos.

Ese chichito de carne
siempre observa sigiloso
él se exalta cuando arde
y se siente gozozo.

Señala pero no hostiga
sólo besos y roce anhela
de quien la cueva abajo habita
y sus ansias desespera.

Ella quiere atención
de la que desactiva la razón
y enciende la palpitación
sólo quiere corazón.

Phone Sex

Te llamo hoy para decirte cuanto te pienso
que te deseo, me desvelo imaginando tus besos
desnudando tu piel, devorando tu querer
alimentando mis ansias con sueños y versos.

Anoche amé tu deleitable cuerpo desconocido
bailé tu piel entre gemidos y latidos
mi mente divaga, mi sexo se yergue
mi respirar se acelera, mis manos te sienten.

Te llamo para decirte que te pienso aquí tendida
yo, navegando con mi boca tus muslos y venidas
me alucino bañado en tu humedad atrevida
dejando que tu olor impregne mi poesía.

Cuando te sueño, inmerso en tus placeres
tus gritos melodiosos son mis deberes
cierro los ojos, vivo tu carne
en tu interior me deleitan tus calambres.

Sólo quiero morder tus labios, acariciar tu espalda
halar tu cabello, cabalgar tu llegada
saborear tus tobillos, que mueras en suspiros
revivas en sudores, te retuerzas en delirios.

Hielo

Érase una vez un trozo de hielo
que navegaba sobre tu piel
no era grande ni pequeño
siempre aventurero y risueño.

En tu cuello las bocas con sabor a miel
lo acaparaban, lo acariciaban, lo desvestían
tus senos lo mimaban, tu cintura lo albergaba,
tu ombligo lo manoseaba, tu sexo lo abrigaba.

Y aquel frio trozo se volvió lengua
y tú, como el hielo, te volviste delirio y humedad.

Lluvias del Cuerpo

Quiero que tus ojos profundos besen mis manos
que tu lengua cálida beba mi sudor
mientras yo alimento mi hambre de cuerpo
con tu cintura y tu atrevido pudor.

Mas no quiero tu piel erizada
ese vestido lo desea mi alma
luego de nadar en tus suspiros
y escuchar su voz en tus latidos.

Juntos llegamos al al baile del sollozo
dónde nos burlamos de la muerte pequeña
dónde quejarse es una dulce costumbre
dónde los entes llueven gozosos.

¿Por qué preguntas si lo que quiero es sexo?
si es obvio que mi llamado es tu deseo
lo que exclaman mis ojos, lo que piden mis manos
te has convertido en mi fiebre y mi sensual tormento.

Aquel Cuarto Polvoriento

Llegamos a aquel cuarto
desierto pero ventolero
dónde el polvo ensuciaba tus rodillas
dónde las hojas marrón
entraban por la ventana.

Ni las siluetas anónimas
ni las voces extraviadas
ni los aromas ajenos
nadie ocurría.

Tenías sabor a sexo
y mi piel en tus labios
y las uñas sucias
con mi pasión.

No podía evitar morder
tus tobillos, tus muslos
besar tus escalofríos
observar tu temblor violento
saborear mis labios
húmedos contigo.

Tu sudor permeaba mi pecho
tus ojos a veces lucían confundidos
a veces no.

Y venida la partida
con una mirada
dentro de ti, y entre lamentos
acariciábamos nuestros cuerpos
agotados, sucios
pero aún sedientos.

Sólo ahora

Prefiero soñar entre amores viejos
páginas viejas y anhelos amarillos
que revivir desilusiones
en nuevos ojos y labios
curvas y delirios.

Mejor disfrutemos el ahora
los gemidos, las mordidas y los suspiros
el sudor y los latidos
las caricias prohibidas
y olvidemos el mañana
como si no hubiera calendario
sólo noche escondida.

No quiero nombres ni recuerdos
ni caramelos en el cuerpo
ni pétalos de rosa en el camino
entrégate, yo me entrego
y olvidemos el recuerdo
bailemos, sólo ahora
luego, olvidemos este cuento.