Vampiro, II

Abrí mis ojos.

Una sangre negra y espesa empapaba mi cuerpo. Un agua rosada y rala resbalaba sobre un rostro níveo que me observaba fijamente, como estatua. Nuestros colmillos estaban a la vista, como dos felinos al borde del ataque, mas yo sería incapaz de lastimarla. Ella, mi creación, mi hija, mi amante eterna.

No siento dolor físico, aunque mi alma convulsiona al ver a Verónica sosteniendo esa viga de hierro ensangrentada, con un extremo en sus manos, y el otro en mi corazón.

“Debes morir,” – afirmó, con voz serena – “no puedes hacerle esto a más nadie. ¡Es insoportable vivir de esta manera!”

“Es que no estás viva,” – respondí con un rugido casi mudo – “estás muerta. ¡Muerta!”

Con un súbito movimiento, alcancé su cuello, y lo apreté. Mi mano se humedeció con su delicada existencia, la cual también se desbordó de su boca, como un manantial.

Miré el reloj que se encontraba en la pared: seis menos cuarto de la mañana, y la luz del alba comenzaba a asomarse entre las ventanas. Extendí mi brazo, y la coloqué justo bajo aquellos rayos malditos, y sentía como nuestras pieles se chamuscaban rápidamente. En sólo segundos, su rostro se transformó en una figura indescifrable y polvorienta. Con el movimiento de mi muñeca, cayeron al suelo las cenizas de su cuerpo, como arena fuera de un reloj.

Sentía mi mano cociéndose bajo el sol abrazante, y la retiré.

“Ahora tampoco verás el gris de las noches”, murmuré. Unas gotas de tinto oscuro rodaban ahora por mis mejillas. Verónica, te amé. ¡Cómo has podido hacerme esto!

Arranqué aquella lanza de mi pecho, y la herida se cerró casi instantáneamente. Me sentía débil. Volteé mi rostro y vi una pequeña rata tratando de escapar la mañana. Con una velocidad irreal, la capturé, y bebí su elixir asqueante.

Acto seguido, regresé a mi ataúd, cerré su cubierta, y dormí.

No ha pasado ni un día de estos cien años en el cual no haya pensado en ella. La noche se volvía alba en el recuerdo de su piel. La extraño, y aborrezco el haber fallado en hacerla comprender que mi amor hacia ella era uno que quería llevar más allá de la muerte. Por eso la hice vampiro con la eternidad en mi amor.

Cuando me aburría, dejaba volar mis sentidos junto a las corrientes de viento. Esa melodía ventolera susurraba nombres a mis oídos, y acariciaba los vellos de mis brazos. Era todo una gran fiesta sensorial, que a veces me hacía reír, y otras hasta gemir. Era toda una experiencia que me enajenaba de mi humanidad, o de sus vestigios.

Caminaba esta noche dejando que la luz de la luna acariciara mi palidez, cuando escuché un grito a lo lejos, y junto a ese grito, un nombre y un rostro se apoderaron de mis pensares: Valeria.

Me deslicé hábilmente entre las sombras hasta llegar a un oscuro callejón donde un vagabundo intentaba aprovecharse de aquella joven mujer. Con una velocidad invisible, lo desprendí de su vida. Ni siquiera alcanzó a sentir mis colmillos felinos rompiendo la piel de su cuello. De un sorbo sacié mi hambre. Mis mejillas se ruborizaron, y podía escuchar los pensamientos a millas y millas de distancia. Es el efecto que tiene la sangre fresca en mi cuerpo. Me embriaga un sentido de invencibilidad y eternidad.

El cuerpo vacío del vagabundo semidesnudo cayó al piso. El cuerpo terso de Valeria se encontraba tembloroso, justo al lado. Su piel desnuda estaba decorada con unos golpes, y un puñal enterrado en su costado. Estaba muriendo rápidamente. Alcancé a deslizarme entre sus pensamientos, y eran tan dulces como parecía su piel acaramelada. Entre su maraña gris vivían un perro, Boston, y un abuelo recién muerto, Don Pepe. Pronto estaré contigo, abuelo, pensaba ella.

Abrí la solapa de mi camisa, y con la uña de mi dedo índice, tracé una línea en mi pecho, la cual, instantáneamente, se volvió sangre. La levanté del suelo, la abracé, y el tinto caía como fuente de vida sobre su boca. El dulce la despertó, y besó mi pecho. Con cada beso, bebía. Con cada sorbo, las heridas de su cuerpo cicatrizaban.

Acerqué mi boca a su cuello, y la acaricié con mis labios. Con un delicado gestó, clavé mis dientes, y bebí de ella. Su sangre me refrescaba – tan dulce, tan limpia. Nos infundíamos vida el uno al otro.

Su piel caramelo se volvió más cobriza, asemejaba una princesa india. Me observó a los ojos, y sus labios pronunciaron una sola palabra: “Vampiro”. Pero su voz no tenía miedo, todo lo contrario. Ella sabía exactamente lo que estaba ocurriendo, y me abrazó fuerte. Ya mi herida se encontraba cerrada, al igual que las suyas.

“Explícame, háblame de ti. He leído del Nosferatu, pero sé que en la literatura lo veraz y la fantasía se entremezclan. Cuéntame.” – me decía con una voz dulce, pero inquisitiva.

Le hablé de mí, narré toda mi historia. Le conté acerca de Verónica – de cómo la amé, y de cómo me odió. Le hice mil historias de paz y guerra, de conquista, y de los errores de las religiones, porque ni Dios ni el Demonio existían. Y justo finalicé mis palabras, me reflejé en sus ojos y me adentré en su mirada. Con un parpadeo, mi presencia se convirtió en menos que un recuerdo. Para ella, me acababa de convertir en no más que una de esas brisas pasajeras que suelen acompañar al viento.

Hoy vestía una capa marrón, que hacía juego con mi correa y mis zapatos. El resto de mi vestimenta era negra, lo cual resaltaba la palidez de mi piel hambrienta. Mi cabello estaba despeinado, y mi rostro no lucía afeitado. Mi piel olía a tierra y especias.

Me disponía a acompañar a Valeria en su caminata nocturna, sin que ella lo supiera.

Solía jugar con su imaginación. Le presentaba mi rostro o mis colmillos por fracciones de segundos, pero tan rápidamente, que no lo podía distinguir. A veces, le mostraba su cuerpo muerto, sin sangre, con dos agujeros en sus muslos, en sus brazos, o en su cuello. Esas visiones la aterraban.

Se había vuelto mi juguete. La acechaba, hasta a veces pensaba en hacerla mi compañera.

Ella regresaba de su trabajo caminando por un laberinto de calles oscuras que la conducían directamente a su apartamento. Era la misma rutina que repetía todas las noches. Llevaba un año caminando junto a ella, entre las sombras. Mis pasos se escuchaban a lo lejos, a veces como gotas de agua, otras, como golpes del martillo de un herrero. Asustada, aceleró su paso.

Corrí por su lado en varias ocasiones, levantando su falda, como un huracán de carne muerta. Luego, casi imperceptiblemente, rasguñé un muslo.

Sangre.

Como rocío mañanero, descendía sobre su entrepierna, y mis sentidos enloquecieron. Este juego avivaba tanto mi hambre como mi curiosidad. Corrí nuevamente cerca de ella, casi invisible, y di otro zarpazo con mis uñas cristalinas, esta vez, arranqué un trozo de su traje. Ahora, ella corría despavorida por aquellos callejones, muda del miedo. Sus gritos morían en su garganta.

Me acerqué, y dejé que viera mi cara. Arranqué el tope de su traje, y besé sus senos con mis colmillos. Valeria se encontraba al borde del desmayo, pero al verme, mil sueños, acompañados del vago recuerdo de mi rostro, surcaron su mente. “Te conozco, vampiro.”

“Si” – contesté, besándola apasionadamente y mordiendo sus labios. Ella me correspondía, y sus gemidos hacían eco en mi garganta. Me divertía, perdido entre sus pensamientos.

Su miedo se transformó en una curiosidad lujuriosa. Mi deseo de juego se convirtió en una pasión desmedida. Arrancamos lo que quedaba de nuestras ropas, y nos ocultamos entre las sombras. Con cada sorbo de su sangre, sentía como se erguía mi sexo, y en un rápido y sutil movimiento, entré en su cuerpo.

Nos movíamos con agilidad felina. Nuestras voces sólo hablaban nuestros nombres, ininteligibles. Nuestro aliento era férreo y sensual.

La luna nos hacía compañía, y entre nubes nos descubría. Acompañado de uno de sus últimos destellos, la mordí desmedidamente. Tragué casi toda su sangre y sus lágrimas, que se adueñaban ahora de sus mejillas. Y cuando casi no escuchaba su respiración ni sus latidos, y su piel se sentía casi fría, corté mi yugular con mis uñas, y acerqué su boca.

Bebe y vive, siempre en mí, y para mí.

Y mientras se deleitaba con mi vida, corrí rápidamente con ella en un abrazo hacia un cementerio cercano. Y bajo la tierra de la fosa de un inquilino nuevo, dormimos como si fuéramos uno.

Abrí mis ojos.

Una sangre negra y espesa empapaba mi cuerpo. Una sangre roja, como cabernet, resbalaba sobre unas mejillas cobrizas que me observaban fijamente. Nuestros colmillos estaban a la vista, como dos felinos al borde del ataque, mas yo sería incapaz de lastimarla. Ella, mi creación, mi hija, mi nueva amante, atravesaba mi corazón con una viga de acero centenaria.

– “Demonio”, dijo Valeria, con voz pausada.

– “No. Amante. Padre. Protector. Nunca Demonio, porque ni esos ni los Ángeles existen.”

Con una velocidad irreal, arrebaté la lanza de sus manos, la desenterré de mi corazón, y deslicé mi lengua sobre ella.

– “Mi sangre es amarga. La tuya era dulce, hasta anoche. Ahora es igual que la mía. Vamos a adueñarnos de las penumbras, no temas. Ahora nosotros somos los Ángeles y Demonios que mientas. Somos los queridos Dios. Ven, vivamos bajo la luna.”

Ella me miró, estupefacta. Me acerqué y la besé en los labios, luego en su frente. Valeria asintió, y huimos de aquel lúgubre lugar, corriendo entre sombras y callejones, desnudos, sucios y sedientos.

Carta De Los Ochenta Años

Mi Amor…

Aquí me encuentro, sentado en esta silla vieja frente a la playa. Estaba escribiendo un poco, como siempre, y decidí dirigirte una carta, tal y como te había dicho que lo haría cuando cumpliera mis ochenta. Sólo te hablaré de mí, y de cómo me ha ido en esta vida, y no espero respuesta. No sé, tan siquiera, si sigues con vida o no, ojalá que sí. Sólo espero que hayas tenido una vida feliz y llena de amor.

Estos años me han tratado bastante bien, no me puedo quejar. Tengo varios hijos que me aman, y los amo también. Me casé tres veces, mi última esposa murió hace seis años. La amé con todo mi corazón. Fue una pérdida dolorosa, pero fue para mejor, estaba sufriendo demasiado a manos de un cáncer.

Si me ves, no me reconoces, me imagino. Ahora sí estoy calvo de verdad, no me queda ni una sola hebra de cabello, y tengo una barba blanca, no muy espesa, y trato de mantenerla ahí. Me gusta como se ve, oculta una cicatriz que tengo en la barbilla, que me hice hace muchos años, corriendo mi motocicleta. Estoy cubierto de arrugas, y a mis manos no les cabe un cayo más. A veces, me falla la razón, pero mis hijos me ayudan a encontrarla. Les he hablado de ti, y a ellos les he encomendado entregarte estas palabras.

Si supieras que, con todo y lo relativamente feliz que he sido durante mi existencia, nunca te he olvidado, y esta carta la escribo con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos.

No te puedo decir que he pensado en ti todos los días, pero lo hago frecuentemente. Suelo sentarme en esta silla, y pensar cómo hubiera sido todo si mi vida hubiera sido diferente, en cómo hubieran transcurrido mis días junto a tu compañía.

Te he extrañado demasiado, me dabas una fuerza que jamás pensé posible. Me llenabas de vida, de un deseo inexplicable de explorar y aventurar, de días distintos, de siembras nuevas. Alimentabas mis ideales, mis pasatiempos, y mi imaginación. Nos complementábamos inimaginablemente, eso es tan difícil de encontrar!

¿Cómo olvidar nuestros encuentros furtivos, y la manera en que solías convertir las horas en minutos? ¿Cómo olvidar todas esas tardes en que te recostabas en mi pecho, y simplemente hablábamos durante horas? ¿Cómo olvidar la delicia de hacerte el amor, dejándonos llevar por nuestros más básicos instintos, dejando atrás la teoría, guiados únicamente por nuestros sentidos?

Quiero decirte, tal y como dije que lo haría, que aún te quiero, y que todavía guardo un espacio para ti en mi corazón. Aunque te advierto que no se encuentra vacío, me he ocupado de llenarlo con fantasías de lo que pudo ser y no fue, con el recuerdo de tu voz, tus besos, tu sabor, tu olor, y tus gemidos. A veces pienso que, con los años, he llegado a amarte, o al menos, a amar lo que pienso que hubiésemos sido. Otras pienso que te amé desde que te vi por primera vez, tímida frente a mi mirada.

Luego de mi segundo divorcio te busqué, y te encontré. Y un día, hasta te espié, como hacen los locos obsesionados. Te vi de lejos, con tu familia, y te veías tan feliz, que no me atreví ni intentar robar un poco de la luz que tenían tus ojos. Como el buen perdedor, tomé mis pasos, y me despedí en silencio.

Cada vez que te dije que te amé en besos, lo hice, y todavía lo hago. A veces, cierro mis ojos y nos imagino cuarenta y cinco años más jóvenes, rodeados de besos y caricias.

Con esto cierro estas líneas. Estoy sólo cumpliendo mi promesa de no olvidarte nunca. Aprovecho para darte las gracias por toda esta vida de recuerdos, aunque no fuimos. Lo que tuvimos cambió mi vida.

Siempre te quiero. Y cuando cierro mis ojos, te amo.

Premios y Distinciones:

29/10/2012: Prosa Recomendada, MundoPoesia.com – seleccionado por la administración a propuesta de usuarios, moderadores y/o jurados.

28/10/2012: Prosa del MES, MundoPoesia.com – Seleccionada por la administración entre las propuestas remitidas por moderadores y/o usuarios.

Tuiteos, Página Nueve

5 de agosto de 2011

1
La noche parece perfecta
para jugar con mi lengua,
tus jadeos
y saciar nuestros deseos…

2
…gozarme tu mirada pícara
de “yo quiero”,
y alcanzar tu cuello…
decirle a tu voz
cómo tiene que temblar mas tarde,
planeando los gemidos.

3
…escribir versos en tus muslos
con mis dedos,
mientras te narro mis besos,
mientras mi lengua se vuelve
un nudo con la tuya…

4
…y nos mordemos suave los labios,
con miradas fugaces,
y manos jugando a las caricias furtivas…

5
…mis manos se deslizan
sobre tu ropa interior,
la cual ya se encuentra húmeda
con tu llanto interior.
Y suspiras,
yo suspiro con tu placer…

6
La verdad es que no puedo hoy
con esta delicadeza, mi amor…

7
…lo que quiero es arrancarte la ropa,
morderte suave del cuello a los tobillos,
que me sientas bien adentro,
que tu aire se vuelva gemidos…

8
…y que entre quejidos y respiros cortos
te lleve la muerte pequeña,
que vayas y vengas,
hasta que tus ojos no sepan a donde mirar…

9
…que entre tirones de pelo
y rasguños en la espalda,
sepan todos
que soy tu mas profundo placer,
y que eres el mío…

10
…y que terminemos juntos el baile gozoso,
temblorosos, sedientos, revueltos,
sin respiración ni palabras.
Sólo cortas caricias y miradas…

La Muerte De Katerina: Día Cinco

Ver: Día Uno | Día Dos | Día Tres | Día Cuatro

Hoy me encuentro al borde de mi cama, mirando las telarañas que se forman en el marco de la ventana. Observo también mis uñas carcomidas, y las cicatrices en mis muslos, en mis brazos. Me siento muerta, más mi pecho respira, y mi piel siente.

A lo lejos se escuchaba el crujir de las olas, el cual fue interrumpido por el delicado tamborileo de unos pasos, y una voz tenue que susurró “mamá”, como onomatopeya de mi vientre.

¡Mi bebé había crecido tanto! Parece que fue ayer cuando nació, y antes de ayer cuando le fue regalada a mi vientre. Fue uno de esos obsequios que no pides, no quieres, pero te ves obligada a utilizarlo, a vivirlo, a amarlo.

Se parecía tanto a mí, su piel blanca y su cabello suave, el cual caía como una cascada sobre su delicado rostro. Pero existía algo de quién la engendró, aquel maleficio que se apoderó de mi cuerpo sin mi consentimiento. Era su mirada, la determinación, la sed de obtener lo que desea, así signifique destrozar todo a su alrededor. Cada vez que peinaba su pelo, o arreglaba el cuello de su camisa, no podía evitar pensarlo.

Han pasado ya cuatro años, pensé, cuando escuché su voz entonar mi nombre. Maldito sea el día en que fuiste creada, pequeño demonio. Bendito sea el día en que naciste, pequeño ángel.

Cuando miré, estaba recostada del marco de la puerta. Primero pensé que tenía un juguete en sus manos, pero luego distinguí el matiz metálico que distinguía a la muerte súbita. Corrió a donde mí, y con una dulce sonrisa, apuntó hacia mi rostro, y antes que pudiera decir o hacer cualquier cosa, me parece haberla escuchado decir “bang”.

Me rodeaba una oscuridad lúgubre, me sentía ajena. Lo único familiar de este paisaje era el sabor a sangre, pero condimentada con un sazón metálico.

Cuando mis ojos se aclimataron al medio ambiente, pude ver una niña gigante y deforme mirándome detenidamente. Su piel se veía áspera y morada. Sus ojos, burlones. Sus pies, descalzos y sucios, al igual que el vestido blanco que llevaba. Su cabellera goteaba sudor, y parecía una red de algas llenas de mar. Sus manos, una de ellas sosteniendo una Colt que yo había comprado hacía poco menos de cuatro años.

Creo que mi respirar susurró Graciella, pero ella no escuchó, sólo me miraba con ojos curiosos. Debe ser porque mis labios no se movieron. Luego, comenzó a reir, y acercó su mano a mi frente. Traté de agarrarla, pero no me pude mover. Sin más remedio, vi como humedecía sus dedos en el torrente de vida que salía de mi rostro, los llevó a su boca, y los dejo caer por su cuello.

Mi subconsciente quería vomitar, pero mi cuerpo no respondía a ninguna orden de mi cerebro. Me sentía como una muñeca inerte, una marioneta sin titiritero. Sólo podía observar lo que tenía de frente, una versión grotesca del producto de mis entrañas.

Su risa, ahora burlona, no mermaba. De manera muy juguetona, se dio media vuelta, y corrió hacia la puerta. Alcancé a escuchar sus pasos bajando las escaleras.

Katerina se encontraba en el suelo, recostada de un lado de la cama, casi sin rostro. Su respiración era débil, y temblaba su pierna derecha. La mayoría de sus expresiones faciales se encontraban sobre la cama, el resto, quien sabe dónde.

El el primer piso, la niña correteaba nerviosa con la pistola en sus manos. Subía los escalones, miraba de reojo el cuerpo de su progenitora, y los bajaba, como quien no sabe que hacer.

Mamá parece una muñeca, ahí tirada.
Mamá no se mueve, ni hace nada.
Mamá está casi desangrada.
Mamá ayúdame, estoy asustada.

Me sentía muy mareada, y cuando finalmente me puse mover, lo que vi a mi alrededor fue un mar oscuro, del cual saltaban pequeños peces verdes. Me encontraba en un barco, como esos de pesca, tripulado por mucha gente. Se escuchaban murmullos casi inaudibles, acompañados del zumbido constante del motor.

– “¿Abuela?”

– “Shhhhh… Que no te oiga…”

– “¿Quién?”

Y señaló a un pequeño individuo que tenía una pequeña libreta y un lápiz. Era un enano, muy corpulento para su estatura, de aspecto isleño. Llevaba el cabello trenzado a la altura de los hombros, ropa oscura, y una capa que parecía color marrón. Se volteó a mirarme, al igual que todos en aquella embarcación, y se acercó con pasos muy rápidos.

Cuando lo miré a sus ojos, eran vacíos. Eran sólo una cuenca con un brillo, o al menos, eso parecía. Alzó su mano, y desde su altura, me dio una bofetada.

– “Shhhhh… Aquí el que habla soy yo. Tu ya no tienes ese derecho.”

– “Pero, ¿quién coños es usted?”

Y otra bofetada cruzó mi rostro, pero esta vez lo abofeteé de vuelta, y como acto casi instantáneo, las manos de abuela envolvieron mi cuerpo, me acercaron al borde de la embarcación, y me lanzaron al agua.

Mientras me hundía, tragaba de aquel mar, cuyo sabor era putrefacto. No era profundo, rápidamente toqué su fondo arenoso y áspero. Abrí mis ojos, y todo era rojo, parecía un lago de vino, con sabor a muerte. En el fondo yacían miles, tal vez hasta millones de huesos. Con un impulso, nadé hacia la superficie, sólo para ver un cielo, también rojo. A lo lejos vi tierra firme, y nadé hacia ella. A medida que me acercaba, distinguí una pequeña niña sentada con sus piernas cruzadas.

– “¿Graciella?”

Ella me miró, con ojos perdidos, llorosos y deformes. Se veían mucho más pequeños de lo que son en realidad. Se veían muy pequeños para cualquier rostro.

Cuando me acerqué más, nos abrazó un manto de oscuridad. Era todo una noche sin estrellas, dónde sólo se escuchaban nuestras respiraciones. Ni aquel mar hablaba. Y repentinamente se hizo claridad, pero de la que ciega, y un trueno ensordecedor.

Aquel era un pasillo redondo y gris férreo. Se escuchaba un eco murmulleante, producto de la conversación entre cientos de cuerpos morados, desnudos y sin sexo. Sus rostros no tenían facciones, pero todos reclamaban un pedazo de Katerina.

Se acercaron, y primero comenzaron a tocarla. Luego, la tiraban de los brazos, la mordían, la llamaban por su nombre. No podía correr, no había lugar para la huida. Trataba de dar la pelea, pero sus esfuerzos eran inútiles.

Sentía las mordidas desgarrantes, y el dolor la atormentaba. Sentía el deseo de morir, pero nadie le complacía, sencillamente arrancaban pequeños trozos y los engullían, como una de esos rituales canibalísticos que nadie se atreve a mencionar.

Cuando miró a lo lejos, disinguió a su hija, sonriendo en una esquina, como disfrutando aquel perverso espectáculo.

– “¡Maldita seas! ¡Te odio! ¡Mal nacida! ¡Maldito producto de la puta violación!”

El ambiente se tornó inmóvil. Todos parecían mirarla estupefacta, y Graciella comenzó a llorar. Aquellos entes retrocedieron, lentamente, mientras la niña se acercaba. Con una expresión rábida, y de un mordisco, engulló la cabeza de su madre, sin permitirle ni un respiro de consuelo.

Su lengua acariciaba mis tobillos, mis muslos y mi placer. Mi cuerpo lloraba un río de éxtasis, al sentir el calor de su boca y sus dedos dentro de mi. Gemíamos, ella de deseo, yo por lo delicioso que se sentían aquellos besos embriagantes.

Cuando abro los ojos, se encuentra mi pequeña con sus manitas acariciando mis senos. Sentía un placer horrorosamente incorrecto. Traté de moverme, pero no podía, mi cuerpo era presa de unos amarres que no podía ver.

No hagas eso, por favor.

Pero continuaba con su juego y sus caricias, mostrándome una mirada perversa. Y descendió nuevamente a acariciarme entre mis piernas con su boca húmeda. Y me penetró, una y otra vez, no sólo con sus dedos o con su manos, sino hasta con su pequeño y delicado brazo infantil. Sentía como llenaba todo mi espacio vacío con su exploración.

Y aquel incómodo placer se fue convirtiendo en un desgarrador dolor, cuando comenzó a introducir, primero su otro brazo, luego su cabeza, y lentamente su pequeño cuerpo. Grité, fuertemente, y nuevamente me cegó ese maldito resplandor imposible.

– “Llévatela, el pulso es débil, pero respira” – conversaban unas personas enmascaradas, a quienes casi no podía discernir.

– “Chiquita, todo va a estar bien, no te preocupes. Mamá se va a mejorar.”

Mi hijita me miraba, pero yo me encontraba imposibilitada de hacer cualquier gesto o movimiento. Traté de sonreír, pero lo único que logré fue exhalar.

Y ahí estaba, robando mi atención, un destello plateado justo al lado mío. Y con lo que me restaba de fuerzas, tomé esa Colt en mi mano izquierda, la acerque a mi cabeza… Bang, repetí en mi mente, y todo se volvió gris.

Reseñando Blogs, Página 1

Les confieso que me encanta leer blogs del patio. Me permite explorar los cerebros de mis compañeros seres humanos, de una manera bastante personal.

Hay tantos tipos de blog, como hay personas que los escriben. Hay quienes sencillamente confían en nosotros, los lectores, su diario personal, mientras hay otros que exponen sus trabajos artísticos y literarios.

Hoy decido reseñar diez blogs que sigo casi de manera religiosa, sencillamente porque pienso que me permiten conocer mucho de la idiosincrasia de sus autores. Son análisis a vuelo de pájaro, ordenados aleatoriamente, cuyo único propósito es presentar mi opinión personal al respecto de cada uno de ellos, a manera de guía para aquel lector nuevo. No son críticas en cuanto a estética y estilo, sino más bien un resumen de su contenido y temática.

Espero que sean de su agrado. Sus comentarios son bienvenidos, como siempre. Y si me va bien, esperen los próximos diez en un futuro no muy lejano.

Desde mi Escritorio [Mojado]

http://escritoriodejmr.blogspot.com/

Este es un blog mayormente de poesía, cuyas dos autoras, Anadí y Cleopatra Buendía, son seudónimos de la misma persona, cada cual caracterizado por un tono diferente en sus entradas.

Estos escritos muchas veces han servido de musa para los míos. Pienso que son muy buenos, generalmente emotivos, y aparentan ser reflejos del día a día que vive su autora. Hay otros que reflejan una reacción a situaciones sociales actuales, como la huelga de la Universidad de Puerto Rico, por ejemplo.

En general, es un lugar bastante frecuentado, el cual cuenta con una base de usuarios fieles, en su mayoría blogueros, y lo recomiendo especialmente para aquellos amantes a la poesía.

Debo resaltar que este fue el blog que comenzó mi deseo de exploración de estos espacios electrónicos, hasta finalmente comenzar uno para compartir mis líneas con mis lectores.

BoriFrases

http://borifrases.blogspot.com/

En este espacio podemos encontrar citas variadas de personalidades puertorriqueñas, desde los grandes ilustres, hasta otros menos reconocidos, con tendencia al mensaje en favor a una nación libre y soberana. La recopiladora de tan valiosa información es una amiga a quien le guardo mucho cariño, una estudiante universitaria quien se hace llamar simplemente Grace.

Aunque mis citas favoritas son las de Pedro Albizu Campos y las de Julia de Burgos, podemos encontrar contenido del grupo de reggae Cultura Profética, del brillantísimo Luis Rafael Sánchez, el pelotero Roberto Clemente, y otros gigantes como Hostos, Betances, y Filiberto Ojeda. Es un favorito personal, muy recomendado, que inivita a releerlo una y otra vez si eres asiduo de escudriñar cerebros e identificarte con los más grandes.

CerebroFucker

http://www.cerebrofucker.com

Este blog lleva vivo desde el 2008, y es uno de los más variados que leo. 

Su autor se autodenomina Darko Flores, y puedes encontrar desde críticas sociales, experiencias personales, y poesía, entre otros. Se caracteriza por no escatimar en recursos para plasmar sus más profundas pasiones y sentimientos de manera muy explícita, permitiéndonos adueñarnos de sus pensamientos en crudo por algunos minutos, y compartir sus ideologías e inquietudes.

Tengo que admitir que me fascinan las entradas, aunque no las he leído todas, porque son bastantes. Es tremendo punto para el contraste y debate de ideas, y los invito a leerlo, les va a gustar.

TBI Army Wife

http://tbiarmywife.blogspot.com/

El propósito de este blog es uno muy sencillo, además de uno muy noble. Es dar apoyo a los cónyuges de pacientes de lesiones cerebrales traumáticas, o TBI, por sus siglas en inglés.

En lo personal, me conmueve bastante, porque su autora es mi amiga, a quien le debo, y el paciente de TBI es un gran amigo de universidad, quien también lleva un blog relacionado al tema, y el cual reseñaré en un futuro no muy lejano.

Realmente, son historias de superación, de un día a día a veces doloroso, pero la autora logra llevar ese tono esperanzador que necesitamos todos cuando estamos atravesando un momento difícil. Es una guía y terapia, no sólo para los que viven con un paciente con esta condición, sino para todos, quienes tenemos mucho que aprender de estos magníficos seres humanos.

girl(ithink)iknow

http://girliknow.wordpress.com/

Este es mi blog favorito.

No tiene trescientas entradas ni tres millones de visitas mensuales, pero es un espejo de la autora. Nos deja ver su lucha con su salud, sus sentimientos hacia su familia, su amor al beisbol, y su identidad nacional, en una lectura amena, que a veces nos sacará carcajadas, y otras, alguna lágrima. Es transparente en el reflejo de su “yo interno”, estas lecturas son definitivamente el diario personal de girliknow.

No es una recolección de eventos diarios, lamentablemente, pero es lo suficientemente recurrente para que se despierte el deseo de continuar leyendo, a modo de novela. Lo recomiendo mucho.

Saudades

http://loincomensurable.blogspot.com/

“Saudades” es una palabra del portugués que expresa “un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia”, lo cual Mio Manantial expone claramente en este blog, rico en poesía erótica y melancólica.

Es una lectura ligera, pero sensual, que es perfecta para su lectura casual, la cual garantiza subirles la temperatura con sus preciosos versos.

sin frostin

http://sinfrostin.blogspot.com/

Este blog es uno de los espacios personales del comediante Carlos Ambert, en el cual nos expresa, de manera jocosa, su descontento por las situaciones actuales de nuestro país, enfatizando una crítica social y política, con un leve sabor a izquierda. También sirve como medio promocional para sus presentaciones, y la exposición de videos de actualidad o humorísticos.

En general no son lecturas livianas, pero tu tono gracioso las hace divertidas. Es un blog que sigo bastante de cerca.

La Demente Intelectual

http://dementeintelectual.blogspot.com/

Si fuera a categorizar este blog, lo haría como uno “Alternativo”. Es otro de mis favoritos, por su contenido variado y poco usual. Es una extroversión de versos y opiniones que no nos pueden ocasionar otra cosa más que agrado por la sinceridad de nuestra autora.

Los versos son de temática poco usual, rayando en lo bohemio, y tienen una tendencia rítmica y movida. Mientras que los escritos en prosa, aunque algo extensos, no te permiten parar de leer hasta finalizarlos.

Es de las primeras recopilaciones que sigo, más o menos desde mismo tiempo que comencé a leer blogs.

Blasfemias y Recuerdos

http://blasfemiasyrecuerdos.blogspot.com/

De todos los blogs que persigo activamente, este debe ser el que más actividad tiene, aparte de ser, aparentemente, un gran favorito entre blogueros y transeúntes casuales.

Este es un blog “De Actualidad”, caracterizado por una foto de “Don Ramón” en su título, y por utilizar un lenguaje sarcástico para resaltar su mensaje. El autor utiliza dos seudónimos: Alkarah José Hirán, quien es el autor de las entradas más jocosas y soeces, y Vlade, quien le da un matiz distinto, un poco más serio y artístico.

Aquí hay entradas con rimas, prosa, fotos y video. Es un lugar el cual, si eres un lector de blogs asiduo, es obligatorio leer.

Intento Moribundo por Versar

http://maytekairuz.blogspot.com/

La Titi nos regala sus versos en estas bellas entradas.

“Intento Moribundo por Versar” cuenta con una temática variada, pero predominan los versos eróticos y los de amor. Hay prosa, pero no es el alma del blog, aunque generalmente es un fluir de conciencia que nos permite conocer a la autora mas profundamente.

El escrito que más me ha llamado la atención es “Reclamándole A Dios”, y es el causante de mi adicción con estas letras. Es una prosa llena de sentimiento, reclamando a un ser supremo por la pérdida de un alma querida.

Hay demasiadas entradas como para leerlas en quince minutos, pero creo que vale la pena sacar varias horas para dedicárselas a estas líneas, y luego, seguirlas de cerca. Son mágicas, son increíbles.

Tuiteos, Página Ocho

jueves, 7 de julio de 2011

Estoy loco que Puerto Rico sea Estado…


porque siempre he querido ser blanquito, rubio y de ojos azules.

porque hace falta que tumben Llorens para hacer un Sea World.

porque mi inglés es una mierda, y quiero que mejore.

porque quiero la cara de Roselló en los nuevos billetes de $2.50.

porque quiero que mis calles esten protegidas por RoboCop y Superman.

porque quiero que den el show de Conan O’Brien en el canal 6.

porque quiero que el Playstation Network coja mi tarjeta de credito
del Banco Polular.

porque quiero que Netflix… ahhh, never mind.

porque quiero nieve en Puerto Rico, y poder esquiar en el Yunque.

porque quiero ver osos polares, ardillitas y liebres jugando en mi patio.

para que @sirades pueda venir a estudiar a la UPR
y se sienta “Ivy League”.

pa que al bicho de @Tendoso lo conozcan como “The Grizzly Bear”
en lugar de como “El Garadiablo”.

para ver a @graceupr prendiendo petardos un 4 de julio.

para que @RaffyLindMusic haga sus TwitCams en inglés,
y cante a Def Leppard.

pa tener criminales con apodos cool como “The Unabomber”, en lugar de “Gulile”, “Poto” y “Cutún”.

pa que manden al carajo los “Tres Reyes Magos”, y traigan a Barney pintao de rojo, blanco y verde.

porque estoy loco por hacer una chimenea de ladrillo en casa.

pa que los adictos dejen de meterse crack y manteca… y se metan “Crystal Meth”.

porque quiero poder cantar “Born In The USA” de Springsteen y que tenga sentido.

porque quiero escuchar a @Ayi_Garcia diciendole a Ricky Roselló “we diddit”.

porque quiero que Usher cante “La Borinqueña” en inglés.


sencillamente porque #EstadosUnidosLoHaceMejor.

Tuiteos, Página Siete

miércoles, 6 de julio de 2011…

[10:23:13 PM]
Me gustaría sentir tu legua
caliente y suave saboreando mi sexo.
Que te deleites con mi elixir de vida
mientras enredo mis dedos en tu cabello.

[10:26:50 PM]
Que te acerques, y coloques mi acero
dentro de tu fuego húmedo,
y me bailes al ritmo de mis suspiros,
mientras mis manos recorren tu silueta.

[10:28:50 PM]
Y te miro desde aquí abajo,
mientras realizas tu danza gigante, gimiente
sobre mi cuerpo tenso y sudoroso.

[10:35:06 PM]
Quiero que me ames, aunque sea
mientras saciamos nuestros cuerpos.
Ámame, al menos mientras dure tu deseo,
préstame tu alma aunque sea un momento.

[10:47:07 PM]
Quiero que dejes caer
tu perspiración sobre mi pecho,
y llegar tan dentro de ti,
que tu espíritu acaricie mi sexo
y explote en gemidos y deseo.

[10:52:04 PM]
Quiero llegar tan profundo, tan adentro,
que mis latidos se vuelvan tus latidos
y juntos morir durante unos instantes
acompañados de quejidos y risas sin sentido.

Lo Que Quedó Por Decir

Hola, vida…

Siempre, durante una despedida, quedan cosas sin decir, porque el adiós generalmente no tiene un libreto. Es un acto de improvisación que cala hasta en el tuétano. Y me faltó por decir tanto, que creo que me haría falta toda una vida de hojas de papel, o dos, o tres existencias. Como quiera que sea, aquí lo resumo lo mejor que puedo con estas humildes líneas.

Esta lista no se encuentra en orden, porque después tu súbita despedida, mis neuronas quedaron golpeando descorazonadas dentro de mi cráneo. Aturdidas y desorganizadas, lo que exhalan es ese mismo aire de confusión. Lo único que saben a ciencia cierta es que, cada segundo que pasé contigo, lo guardarán entre sus sinapsis hasta el último de mis días.

1
Nunca te dije que aun con el tiempo limitado que compartimos, le devolviste a mi pecho los suspiros. Te digo desde ahora que son todos tuyos, si no estás, no los quiero. Me devolviste la felicidad del niño que desoja margaritas o escribe poesías en su pupitre. Eres una de esas personas a quienes denomino “especial”.

2
Me faltó por decirte “buenos días” apropiadamente, y eso significa despertando una mañana junto a tu cuerpo tibio, tu aliento mustio, y tus reflejos torpes. Nos faltó rascarnos los cuerpos con los primeros destellos del alba, y sostener nuestras manos buscando el calor que no ofrecen las sábanas.

3
Me faltó agradecerte por mi resucitación cardiovascular cuando yo creía que estaba muerto. Sí, porque mi corazón no latía, o al menos, no lo sentía ahí. Bueno, creo que te lo agradecí varias veces, pero no me refiero a decirlo, sino a demostrarlo con todo el cariño, trayéndote estrellas y besándote el ceño.

4
Nunca besé tus pies. Los tuve en mis manos, los acaricié, pero no besé las raíces de tu cuerpo. Eso no denota debilidad, al contrario, besar tus pies les ofrece toda mi fuerza a tus pasos, a tus decisiones, a perseguir tus horizontes incansablemente. Es aliento y admiración por lo que sostienen y a donde te llevan.

5
Nunca te dije lo mucho que te quería, porque un millón de “te quieros” no fueron suficientes. Hasta creo que te amé en esos momentos que nos besábamos, rodeados de caricias y tirones de pelo. Jamás lo sabrás, porque quedó sin decir, aunque sé que lo podías percibir.

6
En ningún momento reñimos por indecisión al ir a comer, al cine, o al teatro. A nuestros encuentros furtivos los rodeó la cotidianidad, pero nunca nos sumergimos en ella. ¿Cómo extrañar algo que nunca se tuvo? Creo que se llama añoranza.

7
Nunca nos dijimos “Feliz Cumpleaños”, “Feliz Navidad”, o “Feliz Día de San Valentín”. Nunca compramos disfraces para el “Día de Brujas”, ni compartimos en familia o entre amigos. No llegamos al todos los días, esos que damos por regalados, y que cada día que pasa, sueño más. Pero son deseos ciegos, porque nosotros estamos más cerca de lo imposible, que del para siempre.

8
Me faltó discutir contigo en las mañanas porque olvidaste tomar tus medicinas, porque no comiste tu desayuno, o por cualquiera de esas nimiedades que le alteran a uno el humor, pero se reconcilian con un beso.

9
Nos faltó lavarnos las espaldas mientras nos bañábamos, luego de hacer el amor. Pero qué diablos, si nos faltó hablarnos con la voz temblorosa del sexo, y explorarnos mutuamente con la voz del deseo.

10
En fin, nos faltó por decirnos “nosotros”, y “para siempre”. Este punto no necesita más explicación, porque es la raíz de estos diez puntos que pesan como si fueran un millón.

Aquí dejo esta carta, la deslizo bajo tu puerta. Espero que leas, no con emoción ni perdiendo la razón, sino para que sepas lo que quise decirte cada vez que preguntabas el por qué de mi mirar extraño, fijo, y perdido.

Esto es lo que te decían mis ojos, pero a mis labios les faltó decir. Gracias por llenarme con tu gracia. Gracias por tu dulce compañía. Gracias, por ti.

El Coleccionista De Suspiros

Existe un duende coleccionista, que roba la emoción a los primeros encuentros y la electricidad a la paciencia. Es un ladrón sin decencia, y roba fácil, de un tiro, no lo subestimes pues es el Coleccionista de Suspiros.

Es un enano verde, burlón y sin suerte, por eso busca apropiarse de los momentos deliciosos de la gente. Es ese suspiro que damos cuando besamos, cuando nos levantamos, hasta cuando rabiamos.

Es de los coleccionistas más peligrosos, porque hoy es él, y mañana es ella. Y, aunque tiene color de una sandía, tiene las alas de una harpía, el encanto de las nubes rosadas, el poder de seducción de una sirena, y una lengua suave que, como el vino, embriaga.

Es hábil en el ataque. Te roba los pensares, las palabras, y las hace suyas. Te hace pensar que son mentes en espejo, cautivando tu intelecto. Luego te roba un suspiro y se vuelve esquivo. Cuando te das cuenta, tu pecho se aprieta, porque te ha robado la esencia.

Insaciable, el adicto de alientos regresa y te sigue robando, ahora los suspiros causados por el quebranto. Hasta que finalmente lo que queda es un cadáver tieso, que aunque respira y cavila, ya no suspira.

Y el cuerpo afectado queda agradecido de aquel despiadado, que disfruta aspirar almas, y devolverlas secas y sin ganas. Quedan los entes agradecidos porque les dio horas de vida, aunque sin darse cuenta, les robó y se fue a la huida.

Tuiteos, Página Seis

domingo, 9 de enero de 2011, 8:30pm…

1
Si supieras que me muero
por ser cautivo en tu deseo,
por ser preso entre tus piernas,
y saborear tu humedad interna.

2
…ser el dueño de tus besos,
y de esos quejidos que llevas dentro,
vivir de tus caricias,
y alimentar tus fantasías…

3
…y llegar juntos al cálido frío,
viniendo juntos, llegando unidos,
disfrutando llantos y riendo heridos.