Cemíes de Ratán

Esta patria que suda
que hiede su libertad
sin pies ni palabras
prisión de su verdad.

Es el verde segado
es el pájaro desalado
es el deseo coartado
es el dueño desterrado.

Dónde estamos hoy
caminando sin un norte
sin perseguir el horizonte
nos mienten, pero estoy.

Tallando cemíes de ratán
comiéndonos la lealtad
adorando héroes coloridos
que vuelan alto y sinsentido.

Cambiamos taínos de papel
por chuletas en el mantel
cambiamos Albizus plateados
por pizza del supermercado.

Y donde quedan los sueños
el antaño y los recuerdos
ya no sudamos ni hedimos
solo ignoramos y sonreímos.

Borikén, dónde estás
te busco inmóvil en la mar
Puerto Rico, dicen que vas
celebrando morir sin libertad.

Día Uno

Hoy se hizo libre mi Borikén bravía
este paraíso inigualado tan luchado
donde vivimos hoy los hermanos
erguidos, rugiendo con sangre india.

Me siento gigante ondeando mi estrella
sosteniéndola al par de tu mano amada
húmeda con ese tinto que corre y cala
luego de vencer unidos en esta batalla.

Nuestros espíritus entrelazados en credo
soberano, liberado, independiente, testigo
de este amor sustantivo que tengo contigo
redención que a nuestra extirpe heredo.

Doy pasos triunfantes, henchidos con gracia
compartiendo imposibles que creía sueños
nadie mejor que tú, porque somos dueños
del suelo libre donde nos quedan andanzas.

Musa Taína

Conduciendo incansable sobre tu piedra negra
recuerdo tu bagaje, que tenías el alma guerrera
cuando eras casi transparente, sólo verde, y taína tu sangre
eras paraíso inmutable, de hojas insensibles al desaire.

Te veo hoy, malherida, y pierdo la fuerza de mi mensaje
asumo que ese es el propósito gringo de este chantaje
pero cuando levanto la vista de la erosión, de esta calle
veo el azul cielo, el verde Alelí, y del pueblo, los detalles.

Me entristece cuando veo que llevas el alma dividida
me lleva a huir, a volar, me empujas hacia mi partida
pero mi corazón me agarra, me bombea esta sangre india
y recuerdo los discursos, las masacres, y mi tez indígena.

Entonces tomo un lapiz, tomo un papel, me rodeo de versos
acerca de fantasías, libertad, cavilando sobre sueños necios
recobrando mis fuerzas, que aunque languidecen, aún respiran
rememorando a mi patria, aunque escindida, aún camina.

Te agradezco por recordarme, mi amada, musa querida
día a día, en las mañanas, que mi tierra exhala vida,
que en Borikén quiero pasar el resto de mis días
que la lucha está viva, que la derrota es gesta fingida.

(Para tí)