Inverosímil

Cómo extraño ciertos cálidos besos
aquellos que convertías en versos
cómo extraño ciertas suaves caricias
los alientos fugitivos de vidas furtivas.

Eres hoja seca viviendo en mi cabeza
revoloteando, mariposa chueca
espejismo de este mar sin vida
sin arena, sólo polvo y despedida.

Tus recuerdos como pulgas y gaviotas
o como los insectos de las tortugas
refugiados cobardes en la penumbra
son luciérnagas que ya no alumbran.

Aún te pienso llegando tarde, sin avisar
sin tocar la puerta, entrando sin pensar
anidando un sueño tras aquel cerezo
nadando las nubes, dueños del cielo.

Hoy se sirve la cena, y se cavilan ayeres
Grises las memorias de quien no vuelve
ni en luces, ni en sombras, ni en sueños
ni en suspiros, ni en silentes deseos.

Un Triste Infierno

Qué triste versar este momento
ha llegado la despedida, la detesto
no creas que tus “te amo” menosprecio
nos ha tocado vivir días incorrectos.

Qué triste la tonada de esta canción
mas no te culpo por decirme adiós
no supe cumplir con tus tiempos
solo quererte con besos chuecos.

Qué triste ver tus fotografías
escuchar tu voz, a escondidas
y es que tu partida la entiendo
porque a tus sueños nada vendo.

Qué triste vivirme esta vida
como será, tras tu huida
porque sólo te ofrezco un infierno
este maleficio de besos tiernos.

Hasta Luego

Do mis labios saben a tus besos
y mi cuerpo huele a tus gemidos
no dudes que te extraño,
pero más lo hago cuando
se ausentan tus ojos caramelo
esos que me llenan de anhelo
cuando te miro y me despido
y nos extrañamos en desesperos.

“Hasta luego” nos decimos
porque tal vez será mañana
cuando nos tendremos en caricias
o tal vez después, quien sabe
pero es seguro nuestro encuentro
con abrazos largos, de cariño sincero
que perduran en el tiempo eterno
y me subliman en tu infierno.

Extraño tu aliento y tus chistes
cómo tu corazón late en mi pecho,
la sensualidad con que te desvistes
tu voz hablando amores,
entre el tacto y los sabores
junto a tu lengua y mi deseo
delicada o salvaje en el beso,
siempre cálida entre lienzos.

“Hasta luego” significa sesenta auroras
cuando pensamos el próximo ahora
para juntar las manos y escribir versos
poesía de deseos, matando al silencio
cuando te veo, mi corazón latente
vestida de ansias ardientes
ven, juntémonos nuevamente esta tarde
olvidemos el luego, vivamos el presente.

Adiós, O Hasta Luego

Adiós, o hasta luego
será lo que sea
tal vez lo que Dios quiera
mientras las horas sean arena.

Me despido hasta siempre
aunque huyes de mi presente
pero paseas en mi mente
no te dejo ir, pero si vivir.

Me despido, te digo adiós
porque no tengo fecha ni hora
pero no te lleves tus cosas
no secuestres esos besos dónde moras.

Me despido, te digo hasta luego
porque en tus deseos merodeo
lo sé, aunque quieras despedirte
y en la distancia hundirte.

Sé que me vivirás, igual que yo te vivo
hasta el fin de los años y y el retiro
te lo digo, tus ojos son testigos
te amaré siempre, en todos mis respiros.

Sé feliz, porque es un buen decir
sé feliz, eterna en los días en que viví
taciturno en mi penumbra
luz de mi vida, eres quien la alumbra.

Gracias te doy, gracias, por ti
hasta luego, o hasta aquí
que te quiero desde que te vi
y te amaré hasta el morir.

Te digo adiós, o hasta luego
que ocurra lo que Dios quiera
cómo dicen, que para bien sea
vete entonces, aquí estás en quimeras.

Según Yo

Esta mujer se ha ido
porque no tengo
espacio en mi agenda –
según ella.

Pero no hay cabida
para más nada
que no sean sus besos –
mi lamento.

Estas razones que me atan,
cantan estrofas que maltratan
me estrujan la cabeza
me desgarran, rompen mi pecho
me golpean contra el viento
perdido, en espacio muerto.

Mis lamentos son egoísmo
sus razones ya las vivimos
pero todo me deja un vacío
que me lanza a un abismo
aquí vivo, en este calabozo
payaso, sonriendo sin gozo.

Así quedo, mirando tu foto
mendigando cariños rotos
buscando en labios tu nombre
en las líneas del horizonte
es esta cosa que me nubla
que aparenta ser mi culpa.

Es que esta mujer se fue
se llevó sus ojos, dulce miel
estoy respirando el hastío
la falta de este amorío
prefiero un futuro en tinieblas
incierto, pero con ella.

Lo Que Quedó Por Decir

Hola, vida…

Siempre, durante una despedida, quedan cosas sin decir, porque el adiós generalmente no tiene un libreto. Es un acto de improvisación que cala hasta en el tuétano. Y me faltó por decir tanto, que creo que me haría falta toda una vida de hojas de papel, o dos, o tres existencias. Como quiera que sea, aquí lo resumo lo mejor que puedo con estas humildes líneas.

Esta lista no se encuentra en orden, porque después tu súbita despedida, mis neuronas quedaron golpeando descorazonadas dentro de mi cráneo. Aturdidas y desorganizadas, lo que exhalan es ese mismo aire de confusión. Lo único que saben a ciencia cierta es que, cada segundo que pasé contigo, lo guardarán entre sus sinapsis hasta el último de mis días.

1
Nunca te dije que aun con el tiempo limitado que compartimos, le devolviste a mi pecho los suspiros. Te digo desde ahora que son todos tuyos, si no estás, no los quiero. Me devolviste la felicidad del niño que desoja margaritas o escribe poesías en su pupitre. Eres una de esas personas a quienes denomino “especial”.

2
Me faltó por decirte “buenos días” apropiadamente, y eso significa despertando una mañana junto a tu cuerpo tibio, tu aliento mustio, y tus reflejos torpes. Nos faltó rascarnos los cuerpos con los primeros destellos del alba, y sostener nuestras manos buscando el calor que no ofrecen las sábanas.

3
Me faltó agradecerte por mi resucitación cardiovascular cuando yo creía que estaba muerto. Sí, porque mi corazón no latía, o al menos, no lo sentía ahí. Bueno, creo que te lo agradecí varias veces, pero no me refiero a decirlo, sino a demostrarlo con todo el cariño, trayéndote estrellas y besándote el ceño.

4
Nunca besé tus pies. Los tuve en mis manos, los acaricié, pero no besé las raíces de tu cuerpo. Eso no denota debilidad, al contrario, besar tus pies les ofrece toda mi fuerza a tus pasos, a tus decisiones, a perseguir tus horizontes incansablemente. Es aliento y admiración por lo que sostienen y a donde te llevan.

5
Nunca te dije lo mucho que te quería, porque un millón de “te quieros” no fueron suficientes. Hasta creo que te amé en esos momentos que nos besábamos, rodeados de caricias y tirones de pelo. Jamás lo sabrás, porque quedó sin decir, aunque sé que lo podías percibir.

6
En ningún momento reñimos por indecisión al ir a comer, al cine, o al teatro. A nuestros encuentros furtivos los rodeó la cotidianidad, pero nunca nos sumergimos en ella. ¿Cómo extrañar algo que nunca se tuvo? Creo que se llama añoranza.

7
Nunca nos dijimos “Feliz Cumpleaños”, “Feliz Navidad”, o “Feliz Día de San Valentín”. Nunca compramos disfraces para el “Día de Brujas”, ni compartimos en familia o entre amigos. No llegamos al todos los días, esos que damos por regalados, y que cada día que pasa, sueño más. Pero son deseos ciegos, porque nosotros estamos más cerca de lo imposible, que del para siempre.

8
Me faltó discutir contigo en las mañanas porque olvidaste tomar tus medicinas, porque no comiste tu desayuno, o por cualquiera de esas nimiedades que le alteran a uno el humor, pero se reconcilian con un beso.

9
Nos faltó lavarnos las espaldas mientras nos bañábamos, luego de hacer el amor. Pero qué diablos, si nos faltó hablarnos con la voz temblorosa del sexo, y explorarnos mutuamente con la voz del deseo.

10
En fin, nos faltó por decirnos “nosotros”, y “para siempre”. Este punto no necesita más explicación, porque es la raíz de estos diez puntos que pesan como si fueran un millón.

Aquí dejo esta carta, la deslizo bajo tu puerta. Espero que leas, no con emoción ni perdiendo la razón, sino para que sepas lo que quise decirte cada vez que preguntabas el por qué de mi mirar extraño, fijo, y perdido.

Esto es lo que te decían mis ojos, pero a mis labios les faltó decir. Gracias por llenarme con tu gracia. Gracias por tu dulce compañía. Gracias, por ti.