Me siento como un pibe de doce
escupiendo barquitos en la cuneta
nombrando lo ficticio a rienda suelta
porque es mi razón la que cuesta.
Me siento soñador diurno
cavilando tus besos menudos
inventándole excusas a mis oídos
pidiendo tu nombre y tus gemidos.
Me siento pintor de falsedades
dibujando egoísmos de distintas edades
las de ayer son los detalles
las de hoy son las maldades.
Me siento artífice del silencio
aunque no lo hablo, sólo lo contemplo
cuando desapareces entre el humo
cuando tu alma viva no tengo.