La Huída

Esquiva piel de ebano fingido
ausentes ojos, que son mi ensueño
eres el escape de mis delirios
de tu alba quiero ser dueño.

Pero al parecer has huído
donde estás, no te encuentro
te busco, dónde te has metido
me diste por muerto en tu desierto.

No te vayas, pared de hielo
dejándome con este misterio
de extrañar tu boca y tu fuego
de vivirte en un guarecido idilio.

Hielo

Érase una vez un trozo de hielo
que navegaba sobre tu piel
no era grande ni pequeño
siempre aventurero y risueño.

En tu cuello las bocas con sabor a miel
lo acaparaban, lo acariciaban, lo desvestían
tus senos lo mimaban, tu cintura lo albergaba,
tu ombligo lo manoseaba, tu sexo lo abrigaba.

Y aquel frio trozo se volvió lengua
y tú, como el hielo, te volviste delirio y humedad.