Cambia

Nos miramos en esos ojos,
que con el tiempo aclaran
saboreamos esos labios
que los años agravian
tomamos esas manos
que el trabajo maltratan
soslayamos esas almas
que los cuerpos acaparan.

Cambiamos rápido
en tres o cuatro años
serán décadas o siglos
y las batallas que vivimos
esas si que mutan
es el espíritu que lucha
que a veces se quebranta
y otras se desnuda.

Las aves en el horizonte
sinsontes mudando colores
las rocas bajo el agua
las cascadas y alboradas
las nubes, esas cambian
cada cinco, solas nadan
sea de día o de noche
son colores en derroche.

Observo tu mirar
el de cambio permanente
perdiendo su luz amena
como cueva en la ladera
mientras, la vida cambia
y ese cambio si que cala
un día nace, y se renueva
pero es siempre perecedera.

Pero algo no cambia
solito se mantiene
pasa el tiempo sonámbulo
que no anuncia sus actos
es sólo cambio en los años
siglos y días aledaños
siempre distinto, siempre está
ese ahora que al instante llega.

(Gracias, Negra)

Pretendo

Pretendo tus ansias, tu mirada expresiva
tus manos esquivas, tus caricias furtivas
desnudar tu pasión, en gemidos bailarte
mirarte, tenerte, llenarte, amarte.

Pretendo que mis dedos acaricien tus labios
anhelo que tus besos sacien mis resabios
ser atrevido en tu delirio y deseo
que tu humedad anide sobre mis versos.

Pretendo ser la barba que halas cuando rabias
tu café, tus cigarrillos, y ese que abrazas
compartir tus victorias, socorrer tus quebrantos
ser el hombro que recibe tus risas y llantos.

Pretendo volverme cotidiano en tu vida
escapar de la mía, que seas mi huida
no quiero que mi existencia quede a la deriva
sólo que tu piel escriba mi biografía.

Ahora queda sin respuesta la pregunta más importante
porque no importa lo que yo quiera brindarte
es necesario saber lo que anhelas en tus días
y si no es lo que pretendo, salgo de tu vía.

Entre Líneas

Ahí estás
dando vueltas, incesantemente
pintándome sonrisas
deseando la tuya abrazada a mis labios.

Hoy te pienso
te busco en cuadernos
tu foto entre la gente
tus letras indecentes
imagino tu cuerpo, iridiscente.

Si regresaras al Arahuaco
el oceano no me libra del pecado
de buscarte, adoptar mi suerte
en un instante, por volver a verte.

Aquí ando
deletreando tu nombre con mis dedos
como un loco
demente porque falta tu voz
y tu piel imaginaria.

Tu rostro se pierde entre rostros
tus letras se confunden con las voces
tus labios serenos
me observan desde lejos, inmóviles.