La Verdadera Historia de Puerto Rico

En el año prehistórico 1492, Dios creó una isla en el Mar Caribe llamada Boriquén, y la pobló con dos indios, uno era Adán y la otra, Eva. Ellos tuvieron tanto sexo, que poblaron el territorio con muchos indiecitos, a quienes nombraron Taínos.

Al pasar las décadas, como ocurre en todas partes, la sobrepoblación propició la criminalidad y el uso de drogas ilegales, quienes se adueñaron del lugar. Había “tecatos” por todas las esquinas, así es que a Adán y Eva, quienes habían adoptado los nombres “hippies” Guarionex y Yuixa, llamaron a España para que los ayudaran a poner su isla “bajo control”.

España tenía una fuerza policiaca muy poderosa. Se distinguían por poseer la primera “Fuerza De Choque”, que consistía de unos negritos alterados genéticamente, y alimentados con esteroides para aumentar el rendimiento físico. Luego de recibir la petición de ayuda, enviaron al Cristóbal “El Genovés” Colón, y a Juan “Ponce” De León, junto a dos mil agentes de la “Fuerza De Choque”. Chris y Juan se alojaron en San Juan, y estacionaron a los negritos en unos terrenos baldíos que había en Loíza.

La “Fuerza” comenzó a construir unas edificaciones para alojarse, a las cuales llamaron “Caseríos”. Como es conocido, el uso de esteroides aumenta la agresividad y la urgencia sexual, así es que empeoró la situación cuando comenzaron a violar a las Indias vecinas. A los españoles no les quedó más remedio que pedir ayuda a los Estados Unidos, el primer país Americano.

Ellos pusieron en marcha un plan que incluía Becas “Pell”, estímulos económicos mediante bonos, y dinero para comprar alimentos. También, reforestaron “El Yunque” y construyeron “El Morro”, para fomentar el turismo. También nos ayudaron a combatir los problemas de salud que existían en aquel momento, regalándonos, en primicia, pastillas anticonceptivas y hasta la cura para la gripe porcina. Se dice que próximamente nos llegarán la cura del cáncer y la cura para el SIDA. Los Españoles y Taínos, agradecidos por la benevolencia Americana, les regalaron las tierras de la antigua Boriquén, quienes las renombraron como “Puerto Rico”.

Con toda la maquinaria en marcha, trajeron la televisión, el Cable TV, y fundaron el periódico “El Nuevo Día”, para educar a los indios y negros. Estos fueron los cimientos de una tierna relación de amor, al estilo “The Brady Bunch”, entre los ciudadanos. También introdujeron deportes apropiados para la población general, que antes sólo comía peyote y se lanzaban con unas piedras enormes en unos parquecitos llamados “Bateyes”. Fomentaron el baloncesto entre los negros y el beisbol entre los indios.

Poco a poco, al irse purificando sus espíritus, fueron apareciendo los primeros puertorriqueños blancos y de ojos azules.

Por otro lado, se creó una resistencia al modernismo y progreso: “El Partido Nacionalista”, fundado por los terroristas Pedro Albizu Campos y Rubén Berríos. Este movimiento vil y cobarde envío a los Estados Unidos a una mujer para seducir y asesinar al Presidente de los Estados Unidos, y así obstaculizar la labor de reconstrucción de este preciado país.

Pero, indiscutiblemente, el amor Americano hacia el nuevo Puerto Rico era tan grande, que nos perdonó nuestra afrenta, e incluso, nos permitió nombrar un administrador para nuestro país. Fue este primer gobernante, Luis Muñoz Marín, quien obliteró el movimiento nacionalista, pero marcó otro momento nefasto para la Isla, la creación de otro movimiento terrorista llamado “La Pava”.

Agraciadamente, existían Puertorriqueños fieles y llenos de dignidad, y reciprocaban el cariño Estadounidense. Fue Don Luis A. Ferré, quién llegó a millones de corazones con su consigna “La verdad no grita, la razón convence”. Armado con sólo palabras y el alma en su mano, pudo vencer al tal Muñoz Marín.

Ferré comenzó su labor de reconstrucción, la cual fue continuada por Don Pedro Rosselló, a quién la iglesia Católica beatificó por sus milagros, curaciones y don de palabra. Rosselló trajo, sobre sus hombros, el primer tren de la Isla, y creo sitios para celebrar actividades públicas, uno de ellos conocido como “Choliseo”, cuyo significado en latín es “Diversión de ojos azules”.

Este gobierno, que nos garantiza progreso y bienaventuranza, hasta el día de hoy ha sido continuado por el Honorable Luis Fortuño. Sus grandes esfuerzos han intentado ser saboteados por los recientes miembros de la “Nueva Pava” – “El Caníbal” Acevedo Vilá, Rafael Hernández Colón, y Silverio Pérez – pero no han tenido éxito en su gestión.

De esta manera continuamos hoy viviendo, con el progreso traído por los gigantes Americanos. Le agradezco a mi maestra de Estudios Sociales de sexto grado por narrarme a tan corta edad la cruda verdad de mi Puerto Rico. Mi abuela intentó manchar la reputación de tan ilustrada maestra, haciéndome otra historia de nuestros orígenes, pero qué sabe ella en la chochedad de sus años.

Trompetas y Diamantes

Sonó la primera trompeta.

El soldado tembloroso corre con un fusil en la mano.
Hay que matar.
Hay que sangrar.
Puede morir, pero titubear sería una afrenta.

Sonó la segunda trompeta.

El enemigo se acerca con un cuchillo en la mano.
Viene a matar.
Viene a sangrar.
Viene a morir en esta gesta.

Se escuchó, a lo lejos, el grito del cañón.

El enemigo y el soldado se detuvieron y se observaron.
Ambos tienen miedo.
Ambos llevan su familia en el bolsillo.
Se preguntan si vale la pena la muerte esclava, aunque prefieren la libertad sagrada.

Alrededor, mucho negro, balas anónimas y alaridos perdidos.

Los dos guerreros, aunque enemigos, son amigos en motivos.
El soldado suelta el fusil.
El enemigo suelta el cuchillo.
Se acercan el uno al otro, y un tercero emite un zumbido.
Más bien, se escucha un trueno: Ilumina el relámpago, caen los latidos.
Los nuevos amigos en el suelo, sangrantes, lloran con sus familias en las manos.
Los nuevos amigos en el suelo, mueren la muerte gigante.

Sonó la tercera trompeta.

El tercero corrió, junto al batallón.
Se premiará al soldado yerto.
Se pudrirá el enemigo muerto.
Se continuarán escuchando los gritos de la trompeta y los llantos furtivos.

Hay que continuar con esta guerra injusta.

Aquí caen los buenos, y se enriquecen los dueños.
Aquí los diamantes son gloria, y las vidas son escoria.

Continuaré

Ayer murió un amigo
hoy, mi esposa y mi madre
mañana serán mis hijos
y pasado el después, los siglos.

Continúo, cargo mi casa a cuestas
desfilo, pero la duda acecha esta gesta
desnudo, sucio y malherido
con el alma partida, a veces me despido.

Pero soy un caminante impasivo
lanzo ladrillos, y sobre ellos camino
porque mis pies prohíben el desplomo
y mi corazón sangra, pero no está vacío.

Cuando llegue mi día gris
cuando las hojas se tornen marrón
cuando la miel se amargue
y mis huesos ardan como el carbón
si a mi caminar le queda pellejo
aunque los pasos sean maltrechos
caminaré.

Aún, luego de mi muerte,
cuando se acaben las páginas
cuando los ojos y los oídos y las bocas cesen
cuando los peces parezca que perecen
cuando mi nombre sea un espejismo del vago recuerdo
resurgiré, intacto en la voz del viento,
y continuaré.

Será

“Será” es el tema de mil razones
sinsabores y muchas canciones
de rezos, exorcismos y unciones
alimento de dioses, hombres y ratones
y qué de esta agonía de no volver a verte
será, desde mi vida, con aire de muerte.

“Será” para éste que escribe
tiene un nombre y un lugar
se refugia donde se ennudecen
el alma y el pecho
vive donde florecen las penas
y se acaban las venas.

Será que soy extraño
en mi tumba de hoy y de antaño
o en tu boca, que ya es ajena
y la mía, con una risa lisonjera
pidiendo besos aledaños.

Será que este perderte
que me vive y me estremece
que me envuelve y me adormece
te dio la luz verde
para el adiós, o como dices,
el vete.

Será que esta musa
que me invade y me chamusca
es el reflejo de tu ausencia
que me usa y hasta abusa
con su palabra, verbo inútil
pluma de esta prisión sutil.

Será que esta incertidumbre
tu partida, mi pesadumbre
interminable como el universo
lleva de nombre dos silabas
esas cuatro letras, las más trilladas:
“Será”.