Palabras Ausentes

Aquí nos encontramos, hablando tranquilos
la noche siendo nuestro único testigo
y estas letras que son un desafío
las que escribo estando contigo.

Me voy, me despido, buenas noches
con te quieros que no corresponden
porque eres libre, porque corres
me huyes, cuando estoy en derroche.

Y con cien canciones en mi costado
acostumbrado a no tenerte a mi lado
cuando regreso, tus palabras ya se fueron
son espuma que guardo en mi recuerdo.

Eres hábil refugiándote en mi pecho
yo diestro ocultándote en mi desierto
cuando te llamo casi no te escucho
ausente, robas lo único que tengo tuyo.

letras

Todo Cambia

Todo cambia, y se sigue respirando
el tiempo, las flores, y los pajaros alados
inclusive hasta el mar cambia de marea
y si miras el cielo, ves como relampaguea.

Todo cambia, hasta el color de la piel
las bocas, y el calor cuando vas a morir
con los años el cuerpo y el ánimo menguan
aunque al comienzo corras mil leguas.

Todo cambia, excepto una cosa
lo saben todos, no es sólo historia
es que sin corazón no existe vida
es que sin amor somos sólo gravilla.

Corazones En Fuga

Se que nuestra situación es complicada
pero esta vida sin tu esperanza se encuentra apocada
escribo versos patéticos, de esos trillados
dando vueltas, esperando tu beso añorado.

Me frustran tu duda y mis condiciones actuales
se que esto nada bueno augura, y la ansiedad jode
no te convenzo de que vengas a mi lado
es tu decisión, de hablar estoy cansado.

Sí, te aseguro que mi corazón late a tu lado
no soy de palo ni acero, soy sólo humano
que tanto arriesgas tú como yo en esta aventura
porque ambos tenemos los corazones en fuga.

Versos Para Versos

Por ahí existen versos alegres
también hay versos verdes
otras son líneas que subvierten
otras son líneas de “querer quererte”.

En algunos rondan las patrias tristes
o la pasión que nos desviste
existen en versos palabras
muchas felices, muchas amargas.

Son diarios de cavilaciones
comienzos y letras de canciones
son nostalgias, memorias atrevidas
son palabras que exhalan vida.

Hay quien dice que son simplezas
yo digo que reflejan pureza
son espejo de rabia y calma
el lapiz es la espada del alma.

Y al que piense que escribir versos
minimiza la altura de los hombros
compañero, le digo que sin poesía
sería casi imposible hasta la vida.

Tuiteos, Página Seis

domingo, 9 de enero de 2011, 8:30pm…

1
Si supieras que me muero
por ser cautivo en tu deseo,
por ser preso entre tus piernas,
y saborear tu humedad interna.

2
…ser el dueño de tus besos,
y de esos quejidos que llevas dentro, 
vivir de tus caricias,
y alimentar tus fantasías…

3
…y llegar juntos al cálido frío, 
viniendo juntos, llegando unidos, 
disfrutando llantos y riendo heridos.

Tuiteos, Página Cinco

domingo, 5 de enero de 2011…

1
Anoche te soñe envuelta
en sábanas de satín,
traviesa, juguetona.

2
Me miras, traviesa,
jugando con mis deseos de desearte.

3
Muerdes tus labios tentando mi boca,
muerdo mis labios imaginando
el sabor d tu aliento.

4
Tu sonrisa me desquicia.
Tu juego bajo las sábanas me intriga,
me tienta.

5
¿Qué haces?
Quiero desarroparte de una vez…

6
El satín combina perfectamente
con la suavidad de tu cintura.

7
Quiero transformar
tu sonrisa en un suspiro,
y tu suspiro en gemidos.

Aunque no te vea hoy, aunque no te vea más

Aunque no te vea hoy
te agradezco las risas
en mi pecho el latir a prisa
las noches de desvelo
los días de revuelo.

Aunque no te vea hoy
te agradezco el sentirme vivo
las mariposas, el mirar lindo
estas ganas de reírme solo
este deseo de dejarlo todo.

Aunque no te vea hoy
guardo tus abrazos y letras
este sentir que quema
porque me creía muerto
pero ya sé que no estoy yerto.

Aunque no te vea hoy
aunque no te vuelva a ver
a tu sonrisa le debo un querer
sentir, como hace tiempo
al menos, por un momento.

Aunque no te vea hoy
aunque no te vuelva a abrazar
a tus labios les debo un besar
sentir, por un momento
y llevarte en el tiempo.

Tuiteos, Página Cuatro

jueves, 23 de diciembre de 2010…

1
Lo unico que deseo en este momento
es sentir tu respiración caliente
recorriendo mi pecho,
y tu cabello enredado en mis manos…

2
…mirar tu mirar brujo,
mientras nuestras manos
se confunden en caricias mutuas…

3
Aceites de juego, calientes y fríos,
recorriendo nuestros contornos,
junto a nuestras lenguas,
q se divierten con malicia sexual.

4
Con mi fuerza aguanto tus manos,
no las puedes mover…
Desesperas cuando muerdo suave tu cuello,
cuando mi boca se confunde con tus senos.

5
Sonrío cuando mi boca te toca
y me miran tus ojos, vagabundos, erráticos.
No puedes escaparme.
Quiero hacerte temblar y gemir en tu placer.

6
Quiero que tus uñas desgarren mi piel,
pero luego: mi placer es observar tu placer.
Con una mano te aguanto,
la otra se pierde en tu humedad.

7
Me facinan tus gemidos,
tus suspiros cortos,
las contracciones de tu abdomen.
Escápame si puedes.
Tu cuerpo y tu deseo son los míos.

8
Siénteme ahora con tus manos, tu lengua, tu cuerpo.
Siente como tu cuerpo erupciona en un río de lujuria,
siente parte de mí dentro de tí…

9
Acompáñame en este extasis
que nubla los sentidos.
Quiero ser todo tu cosquilleo interior.

10
Vamos ahora a llevar nuestro sudor a la ducha,
y con caricias dulces concluyamos esta aventura.
Aunque no te conozco, te llevo en mi piel.

Constantino

Hace casi dos mil años, existió un emperador romano llamado Constantino, quien también es conocido como Constantino El Grande, o Constantino I. Su importancia histórica radica en que es el padre del Cristianismo, tal y como lo conocemos hoy en día.

Este emperador Romano fue uno muy poderoso, victorioso en muchas batallas. La más famosa fue “La Batalla del Puente Milvián”, cuya victoria lo llevo a unificar el Imperio Romano, el cual comprendía casi toda Europa. Constantino luego relató la manera en que obtuvo su victoria mediante la fuerza de Cristo, quién lo guió presentándole unas visiones.

Antes de su época, los Cristianos eran perseguidos por el Imperio Romano, pero Constantino había sido educado en estas doctrinas por su madre, Helena, así es que detuvo estas persecuciones formalmente. Fue Constantino quien publicó las primeras Biblias, elevó como símbolo sagrado la cruz, e implementó el “domingo” como día sagrado. Para lograr todo esto, intentó unificar varias religiones romanas en una universal, o católica. También, se proclamó “Máximo Pontífice”, por lo cual se le considera también el primer “Papa”. Gracias a este enorme esfuerzo, el Cristianismo se esparció, no sólo en Roma, sino a través de toda Europa. Esta proeza lo consagró, ante los ojos de la Iglesia Católica, como San Constantino, y a su madre, como Santa Helena.

La publicación de las primeras Biblias es algo que me resulta muy interesante. Inicialmente, se crearon cincuenta biblias, las cuales fueron traducidas y editadas a conveniencia del emperador, por Eusebio de Caesarea, un historiador de la época.

Aunque Eusebio no era muy educado dentro de las doctrinas Cristianas, era un investigador insaciable, y notó muchas discrepancias en las “Sagradas Escrituras”, como por ejemplo, el estilo de escritura en las epístolas de Pablo, y así lo dejó saber. Pero no queda ahí, sino que catalogó algunos documentos de no canónicos, y hasta de heréticos, así es que las dejó afuera de su publicación.

Cómo todo libro de gran envergadura, no existe sólo una versión. A Constantino no le gustó el estilo de algunas biblias, y se las regresó a Eusebio para que las revisara. A ojos de muchas personas que no conocen la historia, la biblia cristiana es un libro perfecto, pero desconocen todos los cortes y ediciones que sufrió para convertirse en la “Obra Maestra” que leemos hoy día.

Retomando la historia de Constantino, él tenía la idea que para tener un Imperio exitoso, debía haber unión de Credo Religioso, de Gobierno, y de milicia, y así lo hizo – no hubo nadie que detuviera su paso. Hoy día disfrutamos su herencia: Una religión editada, pero conveniente. El que hable de perfección y coherencia en este libro milenario, no tiene idea de lo que dice.

La verdad es que si este emperador hubiera decidido que, en lugar del Cristianismo, la religión que más le convenía al Imperio Romano era el Raelianismo, hubiéramos pasado los últimos dos mil años esperando que un platillo volador viniera a sacarnos de nuestra miseria.

Eso me lleva a cuestionar las religiones en general. Una religión no es otra cosa que “un conjunto de creencias que explican el origen y propósito del universo, involucrando uno o más dioses”. A lo largo de la historia del hombre, ha habido cientos, si no miles, de religiones, cada cual con su mitología, símbolos y tradiciones.

La historia de la religión fue documentada por primera vez hace cinco mil años, junto con la invención de la escritura, lo cual lleva a pensar que desde que el hombre se racionalizó su existencia, existe la noción de un ente superior, mágico y todo-poderoso. El cristianismo tiene casi dos milenios de vida, y el hombre moderno lleva doscientos mil años caminando sobre la faz de la tierra, por lo cual podemos deducir que es una religión bastante nueva, y definitivamente, no la primera. Además, la Biblia Cristiana no es el primer libro sagrado. Entonces, nos podemos dar cuenta que la publicación de este libro, cuyo valor histórico es inmensurable, ocurrió con el único propósito de controlar granularmente un reinado hace dos mil años.

Constantino, fue un genio de la manipulación, y hábil en la conquista, al igual que lo fueron Napoleón, Hitler y nuestro muy bien conocida Institución Estadounidense. Por lo tanto, llegamos a cuestionar la veracidad del Cristianismo, poniendo en tela de juicio su médula, la Biblia. Y más allá, nos lleva a cuestionar la fibra de la religión en general. ¿Por qué insistimos en llenarnos la cabeza con mentiras, en un mundo tecnológico, dónde es tan fácil desmentir falacias como esta? Son misterios que aún no logro descifrar.

La Huída

Esquiva piel de ebano fingido
ausentes ojos, que son mi ensueño
eres el escape de mis delirios
de tu alba quiero ser dueño.

Pero al parecer has huído
donde estás, no te encuentro
te busco, dónde te has metido
me diste por muerto en tu desierto.

No te vayas, pared de hielo
dejándome con este misterio
de extrañar tu boca y tu fuego
de vivirte en un guarecido idilio.