No entiendo que es tan difícil de creer
qué tienen mis palabras, mi actitud, o mi versar
le juro que ya no se ni que pensar
porque cuando le hablo lo hago
con el corazón en la mano
con mis ganas de tenerle
de sentirle y conocerle
pero usted no me puede querer.
Qué, nunca había escuchado alguien de menuda felicidad
buscando refugio en la comisura de sus labios
pero ya lo dicen los viejos adagios
que quien camina amante como su norte
no encuentra su sinsonte
sólo haya piedras y espinas
bocas chuecas y miradas torcidas
aunque lo que busque sea su verdad.
Entienda usted, que cuando le hablo no miento
no tengo razones ni porqués
es para mí luz, más grande que un quinqué
más bien como un faro
que me lleva al despilfarro
de versos, razones y colores
de sentires nuevos y de temores
de deseos de alcanzarle, y de mimarle todo el tiempo.
No entiendo que es tan difícil de creer
Si son mis estrofas, mi perfume, o mi barba
o cómo le escucho, con toda mi calma
si soy menos que perfecto, soy un feo
limosnero, bizco y medio ratero
claro, busco hurtar sus besos
sus caricias, y mucho más que eso
robarle, porque usted no me puede querer.