Fuimos, claro que fuimos
estuvimos, caminamos, y soñamos
nos burlamos de los años
pero nunca llegaron,
más bien, nunca llegamos.
Por qué negar nuestro cuento
si cuando retozábamos en el cielo
nos hacíamos uno entre espasmos
mientras nuestros pasos descalzos
se hundían mudos en el Infierno.
De qué sirvió morir chiquito y lento
si andábamos sonámbulos en el desierto
de qué sirvieron en la ambigüedad los besos
cuando llevábamos el cuero enjuto
y los pies sedientos.
Por qué negar al tiempo lo vivido,
si bailamos al son de boleros perdidos
eramos emisarios errantes malheridos
campeones entre migajas y destinos.
Aun así, no veo ninguna razón
para mentirle al pecho
y matar al vivo corazón
aunque es triste, y no hay hadas
aunque es verdad, es agua pasada.
Por qué negar al mundo lo que fuimos
si como reyes, y en alto las frentes
llevábamos ocultas las venidas
melodías con nuestras caricias
con orgullo en el pecho erguido.
Ya no huyo de tu reflejo en mis sueños,
ni me lamento, ni me reprendo,
fuiste más que lo que más quiero
entre lo fugaz, entre los desesperos.