Ring

A veces, cuando el ring del teléfono no me deja descansar, lo contesto, y suelen ser voces monótonas de otra época. Otras, no levanto el auricular, porque creo que puedes ser tú, y contigo no deseo compartir mi voz, sino mi presencia. Igual me pasa cuando recibo en mi portátil un mensaje tuyo: esas letras digitales que describen menudas palabras, sin te quieros ni sin mucha emoción.

Son esos vocablos tuyos, acompañados de esa mirada en la cual no me puedo reflejar, las que hacen volar mi imaginación, pensando tus labios susurrando mil cariños. Otras, cavilando abrazos perdidos en las corrientes del viento y en ondas electromagnéticas, que viajan sin consideración de los cuerpos y los besos.

Nunca antes había amado una ilusión sonámbula, quereres comatosos que se ahogan en el fondo de una nada fantástica y hueca.

Desde que te vi por primera vez, tuve la impresión de que serías la persona con quién caminaría de manos las calles de la vida. La pregunta que queda es: ¿Sabes que tu destino es ver el deshojar de los años a mi lado, acostada sobre mi pecho, escuchando el crujir de mi corazón?

Mis esperanzas cuelgan de una fábula en la cual me dices que sin mi eco no puedes vivir, que es ya incontenible el deseo de estrecharme, que tu voz no tiene aliento sin el mío. Son sólo quimeras.

El ansia me aturde y nubla mis pensamientos. Me hace fluir incoherentemente. Siento que camino un hilo flojo que cuelga sobre un mar, cuya sal golpea cada minuto que huye sin ti. Es agua que cubre la esperanza, mas no ahoga el deseo.

Si supieras cuanto te añoro, en lugar de llamarme para decir “hola”, llamarías para decir “ahora”. Ni enviarías mensajes de “dónde estás”, porque estuviera al lado tuyo.

Y ahora que el teléfono suena: ¿Quién será?

Hasta Luego

Do mis labios saben a tus besos
y mi cuerpo huele a tus gemidos
no dudes que te extraño,
pero más lo hago cuando
se ausentan tus ojos caramelo
esos que me llenan de anhelo
cuando te miro y me despido
y nos extrañamos en desesperos.

“Hasta luego” nos decimos
porque tal vez será mañana
cuando nos tendremos en caricias
o tal vez después, quien sabe
pero es seguro nuestro encuentro
con abrazos largos, de cariño sincero
que perduran en el tiempo eterno
y me subliman en tu infierno.

Extraño tu aliento y tus chistes
cómo tu corazón late en mi pecho,
la sensualidad con que te desvistes
tu voz hablando amores,
entre el tacto y los sabores
junto a tu lengua y mi deseo
delicada o salvaje en el beso,
siempre cálida entre lienzos.

“Hasta luego” significa sesenta auroras
cuando pensamos el próximo ahora
para juntar las manos y escribir versos
poesía de deseos, matando al silencio
cuando te veo, mi corazón latente
vestida de ansias ardientes
ven, juntémonos nuevamente esta tarde
olvidemos el luego, vivamos el presente.

Cartas Viejas

Te busco en cartas viejas
en los romances de ayer
en esas risas amarillas
que carga el álbum del anaquel.

Las letras nuevas no llegan
son los pasos diarios quienes truenan
tu nombre el que reverbera
es el viento, quien tu aliento se lleva.

Te busco en cartas viejas
ni tan viejas, son de ayer
pero un dia es mucho tiempo
sin tus manos sostener.