Hoy se hizo libre mi Borikén bravía
este paraíso inigualado tan luchado
donde vivimos hoy los hermanos
erguidos, rugiendo con sangre india.
Me siento gigante ondeando mi estrella
sosteniéndola al par de tu mano amada
húmeda con ese tinto que corre y cala
luego de vencer unidos en esta batalla.
Nuestros espíritus entrelazados en credo
soberano, liberado, independiente, testigo
de este amor sustantivo que tengo contigo
redención que a nuestra extirpe heredo.
Doy pasos triunfantes, henchidos con gracia
compartiendo imposibles que creía sueños
nadie mejor que tú, porque somos dueños
del suelo libre donde nos quedan andanzas.