Stalker

Te observo sigiloso desde mi ventana
Ocultando mi respirar, de tarde a mañana
Con el deseo de tenerte enjuagando mis labios
Con el deseo de tener tu piel, tus cabellos lacios.

Miro tu gracioso caminar, tus livianos pasos
El temblor de tus muslos dentro de esos retazos
Y cada vez que el viento se asoma a mirarte
yo le regaño por tus senos rozarte.

A lo lejos te miro, y entre jadeos
el caminar ligero acalora el deseo
y cuando me acerco justo a agarrarte
la timidez me traiciona, me obliga a soltarte.

Me has visto mucho más de cien veces
a lo lejos, con barba, bufanda y lentes
es que me tienta el deseo de seguirte
y un día, detenerte y descubrirme.

Continuaré

Ayer murió un amigo
hoy, mi esposa y mi madre
mañana serán mis hijos
y pasado el después, los siglos.

Continúo, cargo mi casa a cuestas
desfilo, pero la duda acecha esta gesta
desnudo, sucio y malherido
con el alma partida, a veces me despido.

Pero soy un caminante impasivo
lanzo ladrillos, y sobre ellos camino
porque mis pies prohíben el desplomo
y mi corazón sangra, pero no está vacío.

Cuando llegue mi día gris
cuando las hojas se tornen marrón
cuando la miel se amargue
y mis huesos ardan como el carbón
si a mi caminar le queda pellejo
aunque los pasos sean maltrechos
caminaré.

Aún, luego de mi muerte,
cuando se acaben las páginas
cuando los ojos y los oídos y las bocas cesen
cuando los peces parezca que perecen
cuando mi nombre sea un espejismo del vago recuerdo
resurgiré, intacto en la voz del viento,
y continuaré.