Perdido en un laberinto de melancolías
es la misma maraña de todos los días
escaramuza hedionda, sabanas malolientes
aliento fétido de este recluso demente.
Así quedo, así llego, así vivo, así muero
con el gozo efímero de este carnal deseo
soñé recorrer tu piel jincha como ciempiés
acariciando tu cuello y tu sexo, desnudez.
De lejos, callado, sonámbulo, sombrío
si te veo cruzar la calle, te lloro un río
también sonrío con desvelo y desafío
soy un esqueleto que nació sin escalofríos.
De cerca, curtida, amarilla y cenicienta
perlas grises sobre encías verde-violeta
así queda este hombre tras un tres sesenta
nace y vive, cae y muere antes de cuarenta.