Cuando escribo,
lo hago porque me guían
una voz, un aroma
en resumen
una esencia que,
aunque no conozco ni escucho,
la siento y me acapara.
Ella me dicta
cada una de las líneas que trazo.
Sólo cuelgo mi lápiz sobre el papel
y todo fluye como arena
como fluyen
las horas, los días y la vida
al tenerte en mis labios:
Poesía.