La Felicidá

Solemos caminar largos senderos
perdiéndonos en el proceso
imaginándonos la felicidá
en la lontananza de nuestro seso.

Pero a veces, sólo de vez en cuando
si observamos con cuidado
sin detener el paso del tiempo
oculta, a plena vista, va la felicidá.

Y ahí está, tras unos dientes ajenos
o colgada del pasar de un beso
a veces en la cosquilla entre costillas
o rodeando el cerco de una pupila.

Tan pequeño ese animal esquivo
tan grande el hallarlo entre suspiros
tan largo puede ser el camino recorrido
tan simple que va, es un café y un mirar.

Piedra de Río

Me he vuelto un ser de amar frío
en el sexo, hoy por hoy, soy un lío
me mal acostumbraste, mañosa
maldicion que mi cuerpo atesora.

Montaña inmóvil, o piedra de río
huracán inerte en el amorío
en calma, como lodo inseparable
de pie sobre losa inquebrantable.

Sólo a ti puedo rendir reverencia
a tu fuego interior, a tu malevolencia
fui horma, eres medida perfecta
fuimos engranaje y turbulencia.

Has dejado una sed de tu cuerpo
los sentidos y mi tacto revueltos
ningun otro líquido parece saciar
esta sed de tus besos, ni el mar.

Tanto Verso Pa’ Qué

No entiendo porque existen
tantas líneas dedicadas al aire
si la brisa, aunque es suave
no entiende letras ni claves.

Ni me da esta gigante cabeza
para entender al tiempo
que se muestra brevemente hoy
y se esconde en el ayer.

Y eso que llaman “el cariño”
es lo más que me entumece el seso
uno quiere una piedra en exceso
para luego asfixiarla con papel.

El Flojo

Aquel día era uno de cielo nublado
o sea, mi pensar era complejo
me tronaban el gris, y los sesos
planificando un buen comienzo.

Caminaste mirando al suelo
miraste la hora, como esperando
yo, de mangas largas, nada que nada
mi rosto inmóvil, de sonrisa plantada.

Aún sigo esperando al viento
porque se llevó mi lengua y tu aliento
aún sigo esperando tus pasos
reticencia de un mal comienzo.

Aún me pregunto porque no hablé
aún le pregunto a mi boca
por qué se volvió como fría roca
por qué no me acerqué, y te besé.

Libre de alma

Esta mañana repasaba, entre silencios
tus cartas, tus celos y tus flores
con un fusil cargado en mis manos
deseándote (la muerte) en vano.

Entre humo y sueños te recordaba
siendo las hebras de tu tacto
péndulos que se mecen de tus ojos
café, periódico, y premonición.

Nombrabas cada latido en el acto
con un susurro, o un frágil gemido.
tus senos menudos guardaban mi mundo
me vestía de lujo tu cabello cenizo .

Pero ya no, sólo quiero nacer de nuevo
aunque sea bajo la rama de un árbol
llegando al azul, rompiendo huesos
libre de alma humana y quebranto.

Porque ya no te quiero en mi cuerpo
ni quiero tu sangre, ni tus peces
ni quiero la luna, ni al tiempo
sólo ser liviano hálito del viento.

Ya no quiero tus veinte espejos
ni a mis estrofas, ni a tu arena
ni a tu hilo, sólo quiero vacío mi tinto
finalmente, terminar con este hastío.

A veinte años de ayer

Si te viera a veinte años de ayer
no se que sería de mis ojos.

Presumo que se me escaparía
la vida, el todo en un segundo.

Imagino latidos en la cabeza
como chasquidos de elefante
mientras me vuelvo infante
enfrentando tanta rareza.

Imagino veinte años y ayer
luego de cien cambios de piel
que serían mis nuevos versos
tallados con uñas y cincel.

Si te viera a veinte años de ayer
no se que sería de mis ojos.

Presumo que esta vida huiría
escapando de los segundos.

Lo Nuestro

Nuestros cuerpos delinean
una trampa, una cálida guarida
Dónde se refugian nuestras uñas
bañadas de dulce muerte consentida.

Estos besos, lánguidos en el proceso
efímeros espasmos y excesos
que nos mantienen sedientos
del veneno, alas de lo bueno.

Nuestras perversidades sin diálogo
son los muertos de enero
nuestros melancólicos gemidos
son de marzo los latidos, y su hilo.

Esta es la vida que no persigo
sombría costumbre sin testigos
es sólo luz, es ruta sin camino
ya ni sé, será de nuestra piel destino.

Desvido

Hay días en que me comporto
como si una vida la hubiera tenido
desvíos del tiempo engañoso
soy una panza, ella, cabello teñido.

Si sumo los minutos y días
llegamos a las semanas tal vez
pero que es, me aqueja la idiotez
de recordarte ausente, y tan mía.

Quién diría que tu cintura, los besos
calarían tanto en mis huesos;
quien diría que cien años después
entre sinápsis te encierro.

Sólo te ofrezco un café esta tarde
olvidemos nuestra cordura
recordemos los besos y tu cintura
entre suspiros, nuestro antes.

Me Preocupa Extrañarte

Me preocupa extrañarte
porque el extrañar y el olvidar
transitan la misma vía
andan de manos,
niños mirando a lados distintos
quehaceres en un laberinto
no quiero, no, olvidarte.

Pero lo hago, poco a poco
necesito tu foto para recordar
tus lineas, tus labios
imaginar tu besar
recordar mis manos perdidas
en tus selvas fértiles
como colonizador
de laderas y cordilleras.

Comienzo a hablarte
desde estas melancolías
desde las noches fingidas
entre sonrisas tardías
con dedos entumecidos
de tanta poesía
versos amargos, quien diría.

Me preocupa extrañarte
porque el extrañar y el olvidar
andan por la misma senda
divagando horizontes opuestos
y eres mi aire.

Día Parcial

Nadas en mis fonemas
en mis argumentos vagos
en los “será” resuenas
y en los “tal vez” te asomas.

Qué será, que tendrás,
será tu mirar voraz
que me priva del aire
pero me hace inmortal.

Qué será, que tendrás,
serán tus labios, frescas fresas
que ennudecen mi lengua
pero endulzan mi paladar.

Será tu firme caminar
cómplice de tu verdad
que no me puedes amar
sólo brindar un día parcial.